Uno de los males del día a día es el continuo parloteo automático e inútil, hablamos y hablamos sin necesidad, realmente sin comunicar nada, sólo para pasar el tiempo, para creer que estamos haciendo algo.
Muchas veces , lamentablemente en las más de las veces , ni siquiera estamos conscientes y atentos a lo que expresamos, ocasionando en oportunidades malestar en quienes nos escuchan , provocando quizá desaliento o tristeza en seres queridos,sin ni siquiera percatarnos de ello, todo esto sucede por dejar que la boca exprese el sin sentido de nuestra mente que permanece parloteando todo el tiempo, y que no nos detenemos a escucharla.
Podríamos entonces afirmar que el error no está en hablar sino en no reflexionar sobre aquello que vamos a decir,y dejarnos arrastrar por todo lo que aparece en nuestra mente.
Debemos estar claros que nuestra mente nos incita al egoísmo, a figurar, a compararnos , al juicio y la evaluación, Salen fácil las palabras cuando hablar del otro es el objetivo, cuando queremos enjuiciar,
En el silencio nos encontramos a nosotros mismos y nos permite mantenernos en el presente con la intención y atención en el ahora.
Siempre lo que callamos revela mucho más de lo que decimos, si estamos atentos y despiertos nos daremos cuenta de los sentires de las personas, al entender sus silencios que de paso son mucho más elocuentes que sus palabras, tendremos acceso a esa expresión del alma , que siempre se revela sin máscaras.
Somos Amos de lo que callamos y esclavos de lo que decimos
Muchas veces , lamentablemente en las más de las veces , ni siquiera estamos conscientes y atentos a lo que expresamos, ocasionando en oportunidades malestar en quienes nos escuchan , provocando quizá desaliento o tristeza en seres queridos,sin ni siquiera percatarnos de ello, todo esto sucede por dejar que la boca exprese el sin sentido de nuestra mente que permanece parloteando todo el tiempo, y que no nos detenemos a escucharla.
Podríamos entonces afirmar que el error no está en hablar sino en no reflexionar sobre aquello que vamos a decir,y dejarnos arrastrar por todo lo que aparece en nuestra mente.
Debemos estar claros que nuestra mente nos incita al egoísmo, a figurar, a compararnos , al juicio y la evaluación, Salen fácil las palabras cuando hablar del otro es el objetivo, cuando queremos enjuiciar,
En el silencio nos encontramos a nosotros mismos y nos permite mantenernos en el presente con la intención y atención en el ahora.
Siempre lo que callamos revela mucho más de lo que decimos, si estamos atentos y despiertos nos daremos cuenta de los sentires de las personas, al entender sus silencios que de paso son mucho más elocuentes que sus palabras, tendremos acceso a esa expresión del alma , que siempre se revela sin máscaras.
Somos Amos de lo que callamos y esclavos de lo que decimos
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