Los seres humanos nacemos sabios, al pasar los años en lo que llamamos educación aprendemos a ser un hombre o una mujer según la sociedad en la que nacemos, se nos imponen reglas, normas ,y no tenemos la oportunidad de escoger nuestras creencias, y tal como un ordenador comenzamos a llenar nuestra cabeza de toda clase de información.
A medida que pasan los años las opiniones de los padres, maestros, entorno en general, nos llevan a creer que debemos ser de una manera determinada para ser aceptados, para ser lo suficientemente buenos para los demás, pero así mismo ya no somos lo bastante buenos para nosotros y allí comenzamos a buscar aquello que teníamos de niño pero que ya no poseemos, como nuestra libertad, nuestra felicidad, en definitiva nuestro amor.
Pensando que todo ello se encuentra fuera de nosotros, comenzamos una aventura titánica, buscando ese amor, y recorremos así muchos caminos, confundimos ese amor con miles de cosas, como el poder, el éxito, el protagonismo, en fin buscamos y buscamos y nos damos cuenta que nada llena esos vacíos , que únicamente estamos distrayendo la mente.
La verdad absoluta es que todo ese mundo de cosas hermosas que buscamos están dentro de nosotros.
Nuestras vidas están dominadas por los sistemas de creencias que hemos aprendido, cualquiera que sean nuestras creencias están creando nuestra historia, la que estamos experimentando, cualquier cosa en la que creemos, creará las emociones que experimentamos.
De este modo pensamos que somos eso, pero no es así, el Yo real está más allá de cualquier conocimiento, el Yo real es la verdad.
Lo que somos en esencia, esa realidad, sólo la hallaremos cuando nos desprendamos de tanto conocimiento, apariencias, ilusiones y en el fondo aparecerá la sabiduría .
A medida que pasan los años las opiniones de los padres, maestros, entorno en general, nos llevan a creer que debemos ser de una manera determinada para ser aceptados, para ser lo suficientemente buenos para los demás, pero así mismo ya no somos lo bastante buenos para nosotros y allí comenzamos a buscar aquello que teníamos de niño pero que ya no poseemos, como nuestra libertad, nuestra felicidad, en definitiva nuestro amor.
Pensando que todo ello se encuentra fuera de nosotros, comenzamos una aventura titánica, buscando ese amor, y recorremos así muchos caminos, confundimos ese amor con miles de cosas, como el poder, el éxito, el protagonismo, en fin buscamos y buscamos y nos damos cuenta que nada llena esos vacíos , que únicamente estamos distrayendo la mente.
La verdad absoluta es que todo ese mundo de cosas hermosas que buscamos están dentro de nosotros.
Nuestras vidas están dominadas por los sistemas de creencias que hemos aprendido, cualquiera que sean nuestras creencias están creando nuestra historia, la que estamos experimentando, cualquier cosa en la que creemos, creará las emociones que experimentamos.
De este modo pensamos que somos eso, pero no es así, el Yo real está más allá de cualquier conocimiento, el Yo real es la verdad.
Lo que somos en esencia, esa realidad, sólo la hallaremos cuando nos desprendamos de tanto conocimiento, apariencias, ilusiones y en el fondo aparecerá la sabiduría .
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