Los seres humanos nacemos con plena consciencia de nuestra mortalidad, sin embargo parece que la olvidamos cuando desperdiciamos los preciados momentos que poseemos.
Queremos complacernos en exceso , en el afán de conseguir fama y fortuna, olvidando que la muerte nos iguala a todos. Todo lo que se hace regresa a nosotros, nada se pierde porque todo es energía y está por doquier. Tratamos de llenar nuestros vacíos, sin percatarnos que la vida es amor y plenitud.
Viajamos concediendo importancia a cosas que no la tienen, nos apartamos de lo que verdaderamente nos proporciona paz y felicidad, sólo por complacer a una mente dual, a unos patrones preestablecidos, a unas creencias incorporadas en nuestro subconsciente por la sociedad, la educación, la familia y cada día nos alejamos más de nuestro corazón, dándole importancia a los dictámenes de nuestra mente.
Creemos que somos felices porque estamos distraídos y tenemos todo aquello que en apariencia brinda seguridad y bienestar, sin sentir realmente los requerimientos de nuestra alma, que en su corto transitar por esta vida nos reclama sólo amor y la oportunidad de compartirlo de manera sublime y total.
Cuando meditamos sobre el breve instante de permanencia en esta vida y acudimos a nuestro corazón sin intervención de la mente , sabemos por fin qué es importante para nosotros, nos damos cuenta que sólo hay vida mientras uno viva, por lo cual jamás podemos dejar como segunda opción al Amor.
Queremos complacernos en exceso , en el afán de conseguir fama y fortuna, olvidando que la muerte nos iguala a todos. Todo lo que se hace regresa a nosotros, nada se pierde porque todo es energía y está por doquier. Tratamos de llenar nuestros vacíos, sin percatarnos que la vida es amor y plenitud.
Viajamos concediendo importancia a cosas que no la tienen, nos apartamos de lo que verdaderamente nos proporciona paz y felicidad, sólo por complacer a una mente dual, a unos patrones preestablecidos, a unas creencias incorporadas en nuestro subconsciente por la sociedad, la educación, la familia y cada día nos alejamos más de nuestro corazón, dándole importancia a los dictámenes de nuestra mente.
Creemos que somos felices porque estamos distraídos y tenemos todo aquello que en apariencia brinda seguridad y bienestar, sin sentir realmente los requerimientos de nuestra alma, que en su corto transitar por esta vida nos reclama sólo amor y la oportunidad de compartirlo de manera sublime y total.
Cuando meditamos sobre el breve instante de permanencia en esta vida y acudimos a nuestro corazón sin intervención de la mente , sabemos por fin qué es importante para nosotros, nos damos cuenta que sólo hay vida mientras uno viva, por lo cual jamás podemos dejar como segunda opción al Amor.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarFelicitaciones por tus expresiones escritas y mensajes del
ResponderEliminarl Ser. 1 Abrazo
Gracias por leer mis escritos
ResponderEliminar