Cuantas veces hemos hablado de que nadie puede dar lo que no tiene y que es necesario dedicar atención a nuestro mundo interior, pues una vez más hay que insistir en que el único camino para poder vincularnos con nuestro entorno desde el amor, es mirando adentro , aprender a amarnos, descubrir y comprender el universo interior para así compartirlo.
Nosotros los adultos somos las piezas fundamentales para el desarrollo emocional de nuestros hijos, los cuales dependen cien por ciento de nosotros.
Desde el mismo momento de la gestación transmitimos impresiones al vientre materno que es captado por esa vida que comienza a desarrollarse y formará parte del archivo inconsciente del pequeño, teniendo repercusiones en el resto de su vida.
Los padres y figuras de autoridad son piezas importantes en el desarrollo emocional del niño, y los mensajes que les enviemos dependerán de nuestra evolución espiritual, es decir del grado de amor, aceptación que sintamos por nosotros mismos.
Es de suma importancia el trabajo interno de nosotros como adultos, para así poder brindar lo mejor a esos pequeños que no tienen opción, más que recibir lo que tengamos a bien entregarles. Desafortunadamente por lo general lo que hacemos es destilar nuestros venenos personales, perpetuando nuestras miserias emocionales, reforzando así la desvalorización, la competencia, la descalificación, el irrespeto, el chisme la desaprobación y paremos de contar, lo que lleva a estos pequeños a crecer con una desconsideración por ellos mismos, lo cual se hace extensiva a todos los que nos rodea formando así una maraña que por ser generalizada pareciera normal y además es aceptada por la gran mayoría.
Es así como el condicionamiento , las creencias, los paradigmas, forman parte intrínseca de nosotros, hundiéndonos en nuestros vacíos existenciales que nos lleva por caminos errados , queriendo llenar esos vacíos con placeres, objetos materiales, distracciones, el hacer, hacer, hacer , lo que nos lleva inexorablemente a una profunda incomodidad, pero lo afortunado de todo esto es que esta dentro de nosotros el camino de retorno a lo que realmente somos esa paz, armonía que nunca nos ha abandonado sólo a que retornar a ella. El Poder está dentro de nosotros.
Nosotros los adultos somos las piezas fundamentales para el desarrollo emocional de nuestros hijos, los cuales dependen cien por ciento de nosotros.
Desde el mismo momento de la gestación transmitimos impresiones al vientre materno que es captado por esa vida que comienza a desarrollarse y formará parte del archivo inconsciente del pequeño, teniendo repercusiones en el resto de su vida.
Los padres y figuras de autoridad son piezas importantes en el desarrollo emocional del niño, y los mensajes que les enviemos dependerán de nuestra evolución espiritual, es decir del grado de amor, aceptación que sintamos por nosotros mismos.
Es de suma importancia el trabajo interno de nosotros como adultos, para así poder brindar lo mejor a esos pequeños que no tienen opción, más que recibir lo que tengamos a bien entregarles. Desafortunadamente por lo general lo que hacemos es destilar nuestros venenos personales, perpetuando nuestras miserias emocionales, reforzando así la desvalorización, la competencia, la descalificación, el irrespeto, el chisme la desaprobación y paremos de contar, lo que lleva a estos pequeños a crecer con una desconsideración por ellos mismos, lo cual se hace extensiva a todos los que nos rodea formando así una maraña que por ser generalizada pareciera normal y además es aceptada por la gran mayoría.
Es así como el condicionamiento , las creencias, los paradigmas, forman parte intrínseca de nosotros, hundiéndonos en nuestros vacíos existenciales que nos lleva por caminos errados , queriendo llenar esos vacíos con placeres, objetos materiales, distracciones, el hacer, hacer, hacer , lo que nos lleva inexorablemente a una profunda incomodidad, pero lo afortunado de todo esto es que esta dentro de nosotros el camino de retorno a lo que realmente somos esa paz, armonía que nunca nos ha abandonado sólo a que retornar a ella. El Poder está dentro de nosotros.
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