Cuando nos hacemos conscientes de lo transitorio de la vida, de las situaciones, de las cosas en general, comenzamos a dejar de identificarnos con ellas, lo que trae consigo la disminución del apego.
Al estar desapegados alcanzamos una perspectiva más amplia de la vida, comenzamos a actuar diferente, aceptamos mejor las pérdidas, transcendemos el ego y a partir de allí emerge nuestro verdadero yo, el Yo Soy , que es pura consciencia.
Necesitamos liberar el corazón , sin acumular el pasado, aprender a soltar, a vaciarnos para así dar espacio a lo nuevo, a las situaciones que van a alimentar nuestra alma , que nos ayudarán a experimentarnos como seres espirituales.
Para poder crear cosas nuevas, o poder admitir en nuestras vidas nuevas situaciones , es necesario llenarnos de estímulos interiores positivos, de una gran paz, de un estar en la quietud y el silencio, de un soltar , todo lo cual terminará produciendo cosas hermosas.
Cuando nos hacemos conscientes de las obsesiones que nos esclavizan y las soltamos, sentimos una gran libertad interior.
Debemos vivir desde la ingenuidad, entendida esta como la fluidez, la aceptación, la certeza de que todas las situaciones se nos presentan por algo, para dejarnos un aprendizaje, un mensaje que nos servirá para crecer.
Por todo lo anterior debemos reconocer el mundo como fugaz, donde todo cambia, todo pasa y si tratamos de aferrarnos moriremos en el intento. Es imprescindible la aceptación, el amor, el reconocer en cada situación un escalón para el crecimiento espiritual. No nos neguemos las oportunidades que nos brinda la vida de experimentar situaciones que nos ayudarán a nuestra evolución por la sencilla razón de permanecer atados encadenados a lo que ya no puede ofrecernos nada nuevo.
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