Con el paso del tiempo se pierde la paciencia y la tolerancia para algunas cosas, porque se llega a un punto en la vida donde lo único que provoca es soltar; soltar, todo aquello que no nos hace bien, todo aquello que nos desagrada, como las críticas, las exageraciones al hablar, las alabanzas,elogios fuera de lugar y toda clase de pretensiones propias y ajenas. Se pierde voluntad de seguir agradando a quien no agradamos, de amar a quien no nos ama o no merece nuestro amor a ser complacientes con quienes no lo son con nosotros, hacer cosas sólo para ser aceptados y queridos. Ya se cansa uno de conflictos y de las personas generadoras de los mismos, ya no dedicaremos un minuto más de nuestro tiempo en arar en el mar, tratando de sembrar en tierra infertil. Al pasar de los años no conseguimos tolerar la falta de sentido común, las competencias, las comparaciones, los enaltecimientos, la arrog...