Cuando intento permanecer en la superficie del agua , me hundo, cuando trato de sumergirme floto. Cuando retengo el aliento, muero. Todo esto nos muestra que importante es vivir desde la inseguridad, fluyendo con la vida misma estando consciente de que la felicidad no puede perseguirse, atarse y que indudablemente no depende de nada que esté fuera de nosotros. Hay que estar muy claros que esto es así, que el estado de plenitud sólo lo conseguimos dentro de nuestro ser, sin embargo buscamos la felicidad en placeres temporales , alegrías pasajeras, sabiendo en nuestro fuero interno que tales alegrías son inciertas y breves, todo lo cual trae como resultado la ansiedad de perderlas , de que pase pronto, lo que a su vez conlleva a la agitación de pasar de un placer a otro sin encontrar sastisfacción perdurable y por otro lado la frustación que implica perseguir un futuro, un mañana de sociego que nunca llega. Al ver la vida ...